La afgana refugiada en Chile contó su historia: "Si querían llevarme, me lanzaba por la ventana"

La profesora universitaria logró llegar a Chile gracias a su hermana y los esfuerzos de la diplomacia chilena y argentina.
viernes, 1 de octubre de 2021 · 15:18

La historia de Zainab Momeny, la primera refugiada de Afganistán en llegar a Chile, es ya conocida por todos en el país. Pero esta vez fue ella la que relató el arduo viaje para poder encontrarse a salvo del régimen Talibán, en entrevista con la BBC.

Hasta ahora, se sabía que había sido su hermana, Zahra Habibi, una estudiante de medicina que vive en Chile desde hace 14 años la que movió cielo y tierra para poder llevar a su hermana al país trasandino.

Logró que la Cancillería de Chile se comunicara con el embajador argentino en Pakistán para que ayudara a Momeny con los trámites migratorios, le diera un salvoconducto y la acompañara al aeropuerto. Pero  el camino de Momeny fue más tormentoso de lo que se aprecia a primera vista.

Momeny llegó a Chile el 10 de septiembre, donde se encontró con su hermana.

 

Blanco de los talibanes

Zainab Momeny nació en Irán hace 33 años, pero en 2003 se trasladó con su familia a Afganistán, la tierra natal de sus padres. A los 19 años la casaron con un hombre al que no quería, por lo que en 2017 se divorció. En el medio, había encontrado su vocación.

Al pertenecer a la clase media acomodada, estudió Psicopedagogía en la Universidad de Kabul y luego hizo un máster en Psicología en Chipre. Cuando los talibanes, con la velocidad de un relámpago, se hicieron con la mayor parte del territorio de Afganistán, Momeny daba clases en una universidad y en una escuela construida por Estados Unidos en la ciudad de Bamiyán.

"Daba cursos de Comunicación sin Violencia, de cómo proteger a los niños del abuso sexual", contó a la BBC. Desde el primer momento, supo que podría ser blanco del nuevo régimen islamista radical.

"Estaba desesperada, tan llena de miedos e incertidumbres que dejaba una ventana abierta en el tercer piso de la casa donde me acogieron (en Kabul, la capital afgana). Si los talibanes querían llevarme, yo me lanzaría para quitarme la vida", sentenció. Unos llamados anónimos confirmaron sus temores.

Momeny, encima, es hazara, una etnia que fue ampliamente perseguida durante el primer régimen talibán.

"Empecé a recibir llamadas de desconocidos a mi celular diciendo que darían mi nombre a los talibanes. También mensajes de texto: 'Te estamos buscando, te llevaremos a la fuerza y serás nuestra esposa' ", relató y agregó: “Cambié tres veces mi número y aun así seguían llegando las advertencias: 'Vayas donde vayas, te vamos a encontrar' ”. Decidió huir.

 

Camino a Pakistán

Momeny y seis amigos y amigas se contactaron con un traficante de personas que les aseguraba que podía sacarlos de Afganistán hacia Pakistán. Así fue que la madrugada del 17 de agosto Momeny inició su viaje.

"Me puse un vestido largo, modesto, que me cubría hasta los tobillos. Encima, un gran velo que me tapaba casi por completo, excepto los ojos. Debajo tenía puesto un pantalón al que le había cosido por dentro un bolsillo a la altura del muslo para esconder mi pasaporte, el dinero y mi celular", recordó en la entrevista con la sucursal chilena del medio británico. Adentro del bolso solo llevaba dos mudas de ropa, el cargador del celular, agua, toallas de papel y algo de comida.

El primer tramo del viaje tenían que hacerlo hasta la ciudad de Kandahar en un colectivo abarrotado que se caía a pedazos. "El bus iba lleno de pasajeros de todas las etnias, sentados hasta en el suelo. Los niños más pequeños orinaban dentro. Del techo nos caía polvo. El calor era insoportable. Todos teníamos ganas de vomitar", declaró.

Kandahar es la cuna del movimiento Talibán.

"Pasamos nueve controles talibanes. Los hombres subían al bus con el rostro tapado. Nos miraban directamente a los ojos, uno por uno, como tratando de reconocer a alguien. Se me cortaba la respiración, sudaba como si me hubieran tirado agua encima, me sentía aturdida", agregó.

Once horas después, llegaron a Kandahar, que parecía una ciudad fantasma. Después de pasar la noche en un hospedaje precario, hablaron con su contacto para salir de Afganistán. Los llevaron en autos y tuvieron que cambiar de vehículo varias veces. Contó que ellos no decían nada, que solo obedecían. Finalmente, les entregaron a los hombres los papeles falsos con los que cruzarían. El 18 de agosto, pisaron suelo paquistaní.

Miles de afganos cruzaron a pie la frontera con Pakistán desde que los talibanes volvieron al poder.

 

Ya en Chile

Tres semanas después, Momeny llegó a Chile, donde abrazó a su hermana por primera vez en 14 años y se sintió a salvo: “Ella salvó mi vida del peor de los destinos". Ahora cuenta que a veces se despierta sobresaltada, pero que luego recuerda que está lejos de su país. "Chile es muy valioso para mí. El cariño de estas personas me devolvió la motivación de vida”, dijo a la BBC.

No obstante, ve al lenguaje como una barrera demasiado grande como para establecerse en el país vecino. Por eso, su objetivo es poder viajar a un país de habla inglesa para poder hacer un doctorado en Psicología del Comportamiento. Si no puede lograrlo, desea viajar allí donde reciban a mujeres afganas vulnerables: “Quiero ser la voz de las mujeres y niñas de mi país. Ayudar a salvar las vidas de víctimas de guerra”.