Tomates

Modificaron genéticamente unos tomates para que produzcan tanta vitamina D como dos huevos

Los científicos plantean la posibilidad de que la misma técnica pueda utilizarse con otras plantas.
lunes, 23 de mayo de 2022 · 20:00

Un equipo internacional de científicos logró crear un tomate mutante capaz de producir una gran cantidad de vitamina D, a partir de una tecnología innovadora. Concretamente, se crearon a partir de una técnica de edición llamada Crispr-Cas9 (también conocida solo como CRISPR).

“Es como un par de pinzas moleculares que podés usar para cortar y sacar un pequeño fragmento de un gen, para mejorar un atributo deseable en una planta de una manera mucho más rápida que el proceso de cultivo tradicional y sin introducir ningún ADN externo”, explicó la investigadora británica Jie Li, quien lideró el estudio sobre los tomates.

Las hojas del tomate también podrían ser utilizadas para suplementos, porque tendrán incluso más provitamina D3 que el fruto.

En este caso en estudio, los científicos se enfocaron en una enzima que contienen los tomates y que convierten la provitamina D3 (precursora de la vitamina D) en colesterol. No obstante, al modificar esta enzima, los investigadores lograron bloquear esta ruta y hacer que la provitamina D3 se acumulara en los frutos y en las hojas del tomate, en lugar de perderse en el camino.

De esta manera, la cantidad de provitamina D3 en un tomate tendría los mismos niveles que dos huevos o 28 gramos de atún. Pero, para que esto pueda convertirse en vitamina D3 activa, el fruto debe estar expuesto sí o sí a luz ultravioleta, artificial o natural si se lo cultivara al aire libre en un futuro.

Se estima que mil millones de personas tienen déficit de vitamina D.

 

La vitamina D

La vitamina D es fundamental para que el calcio pueda fijarse en los huesos y para mantener los dientes y los músculos sanos. La mayor fuente de este compuesto es la luz del sol sobre la piel, pero también puede obtenerse de otros lugares, como los huevos, el pescado azul y los hongos, aunque no de los tomates, por el momento.

La luz del sol, la principal fuente de vitamina D.

Por ello, la profesora Cathe Martin, del centro John Innes y quien supervisó el estudio, ve con optimismo que esta misma técnica usada en los tomates pueda ser utilizada en otras plantas solanáceas, como pimientos, berenjenas y papas.